sábado, 8 de enero de 2011

"The innocents" (1961)


Director: Jack Clayton

Sólo cuando vi por segunda vez "The innocents", la preciosa e inquietante película de fantasmas-o quizás no-de Jack Clayton, basada en la novela "otra vuelta de tuerca" de Henry James, me di cuenta de la verdadera esencia y espíritu de la cinta. En la superficie es una peli de fantasmas. Yo me acerqué a ella por eso. Y si nos centramos en la anécdota, es bastante claro que lo es. Sin embargo, hay algo más allá...


Cuando Miss Giddens, la Kerr, llega por primera vez a la mansión dónde habitan los niños que le fueron encargados, ésta ingresa con el pie izquierdo. Su ímpetu por proteger a los peques desde el primer minuto-actitud que queda patente en la escena editorial del film-le juega una mala jugada y empieza a interpretar, incluso antes del primer contacto con uno de los infantes, historias conspirativas que más encima tienen un carácter sobrenatural.


Déjemne hablarles de la trama antes que nada: Miss Giddens es una institutriz que es contratada para cuidar dos niños casi abandonados por su ocupado y adinarado padre. Su vehemencia profesional hace que éste cuidado transforme su vida y su labor en la mansión en un oficio bastante obsesivo y sobre todo compulsivo. Ella vive para cuidar a los niños, y gracias a esta vocación patológica, la mujer dirige todos sus esfuerzos a conseguir el bienestar de sus pequeños patrones hasta el límite de generar teorías e hipótesis que, detonadas y alimentadas por supuestas apariciones fantasmales, llevarán al extremo la vigilancia y cuidado que la mujer realiza.

¿o no?

Eso es la visión psicológica del film. Otra mirada está sujeta y relacionada, estrechamente, con aquellas supuestas apariciones que ya no serían tan supuestas bajo este alero que permite lo sobrenatural. Éste nos autoriza a elevar la siguiente teoría con propiedad: Miss Giddens llegó a una casa a cuidar dos niños, la mansión está embrujada, los niños se relacionan con los fantasmas al límite de crear un vínculo conspirativo con ellos y podríamos afirmar que los espectros poseen el espíritu del niño para que éste se comporte de manera inadecuada y le haga la pega imposible a la Kerr.


Yo no puedo negar esta hipótesis como tampoco la psicológica. Es esa la gracias de "The innocents". Es una cinta que habla de la ambigüedad de nuestros miedos, de que la mayoría están en nuestra cabeza, o quizás, no lo están, son amenazas reales y debemos cuidarnos de ellas porque el miedo es nuestra emoción más antigua y la más profunda, y crece cuando se trata del miedo a lo desconocido.


Cada plano de "The innocents" es una obra de arte. Tienen un valor en la composición, como en su punto de vista y su valor informativo, pero sobretodo, a nivel de lenguaje. Clayton aperra y con talento. Como director supo plasmar en imágenes y en puesta en escena y en cada moviento de su cámara, la representación visiva de la ambigüedad del film, nos guió de la mano hasta las preguntas y supo entretenernos y asustarnos cuando era el momento indicado.


El guión es de Truman Capote, más otro tipejo, y es selectivo y muy equivalente a lo que Henry James quería lograr. Un micro mundo idílico dónde el miedo y las dudas humanas sean su condena y principal perjuicio. La Kerr está magnífica, con ese aire victoriano que la peli también posee, y que en las noches, ya sea por la bruma o el camisón de Miss Giddens, adopta un aspecto escalofriante y misterioso.


Las atmósferas son enrarecidas, como la psiquis de la protagonista o quizás la misma casa que podría contener a aquellas visiones a través de espejos que la peculiar nana tuvo. Todo podría ser o no. Esa es la gracia de "The innocents". Lo único seguro es el miedo que se siente


Un gran peli, la adoro, la recomiendo y la seguiré viendo hasta el fin de mis tiempos.

Cabezón Gutiérrez

No hay comentarios:

Publicar un comentario